sábado, 6 de noviembre de 2010

VEINTICINCO AÑOS MAS TARDE

Después de veinticinco años de aquel holocausto sufrido por la nación, todavía no aparecen los verdaderos responsables de las desapariciones y el sufrimiento de mas de cien familias que pusieron las víctimas; ocurridas por la nefasta acción militar, en la que dejaron su vida no solo los magistrados de la Honorable Corte Suprema, sino aquellos inocentes que se encontraban en el momento equivocado y en lugar equivocado, aunque fuera su lugar de trabajo.

La toma guerrillera del Palacio de justicia por parte de los miembros del M-19 en la que retuvieron a mas de trescientos cincuenta civiles fue la excusa perfecta para que el militarismo colombiano mostrara su capacidad de irreflexión y desconocimiento de otras alternativas de solución y de paso los derechos humanos de quienes allí se encontraban; y es necesario resaltarlo, porque no fue la defensa de la democracia sino, la demostración del poder de las armas la que llevó al trágico desenlace.

Los clamores públicos del Doctor Reyes Echandía aún resuena en los oídos de los colombianos que fuimos testigos.  Quien no recuerda al Coronel Plazas en las pantallas de la televisión aseverando “a defender la democracia maestro”.  Y después, el Estado cual Iglesia en manos de Ratzinger, se encargo de mantener callados a todos los encargados de encontrar la verdad.

Fueron mas de veinticuatro horas intensas en las que las armas reemplazaron el Estado de Derecho y los valores ciudadanos esenciales, como lo reconociera el ex - magistrado Nilson Pinilla Pinilla.

A pesar que hasta ahora solo se ha sancionado penalmente al Coronel en retiro Alfonso Plazas Vega, todavía falta por completar la tarea, en aras de la justicia y la verdad.

Los colombianos esperamos que se determinen las responsabilidades en cabeza de los guerrilleros, los militares, el presidente Betancur Cuartas y su Gobierno de entonces para que se tomen las acciones que muestren las verdades de lo ocurrido. 

La toma se realizó con el pretexto del incumplimiento por parte de Belisario Betancur  de los acuerdos de paz, y años mas tarde con el mismo trillado  argumento de la paz, el Gobierno amnistió al M-19, otorgando perdón y olvido por su responsabilidad durante la citada toma, y se condena a los agentes del estado por los mismos hechos.

Queda en el ambiente una reflexión: será posible una Colombia en paz?, donde los factores generadores de violencia desaparezcan? Donde la conciencia ciudadana crezca y permita una verdadera madurez política que utilice las herramientas democráticas que trajo la Constitución de 1991, para hacer valer los derechos ciudadanos fundamentales.  Ya hemos rebasado los límites de la barbarie y la impunidad, sintiendo tan natural lo que ocurre que ya nadie se siente sorprendido.  Entonces, veremos a nuestros jóvenes con mayor talento para vivir en paz, por su misma naturaleza, ya que nosotros no fuimos capaces.

Hoy vemos una esperanza en la dignidad y el respeto hacia los ciudadanos naturales en las ideas que generaron el Estado social de derecho, esperemos quenuestro país se reoriente hacia el cumplimiento del mandato constitucional:  NO MAS, SOLO NECESITAMOS QUE SE RESPETE A NUESTRA CARTA MAGNA Y A LOS CIUDADANOS, NO MAS.