sábado, 12 de marzo de 2011

COMO SE ES MUJER EN COLOMBIA?

Por. NADIA NAILETH BAEZ ROJAS.
Largos y difíciles han sido los procesos que ha tenido que afrontar la mujer para reivindicarse en su posición actual frente al profundo silencio, la incomprensión y la  falta de valoración de tantos siglos; igual de difícil es establecer en que momento la mujer comenzó a ser considerada como inferior, ya que, desde la antigüedad y en la mayoría de civilizaciones, estuvo subordinada; posteriormente, como fruto del crecimiento y desplazamiento de las culturas, esta situación fue extendiéndose a todos los continentes hasta llegar a América a través de la conquista y continuando durante la colonia.
Antes de entrar en implicaciones históricas, es necesario aclarar la diferenciación, por momentos oscura, entre las categorías de sexo y genero. Al hablar de sexo dentro del análisis de los fenómenos sociales, se hace referencia a la distinción biológica entre hombre y mujer, el género, en cambio, abarca mas que las diferencias biológicas, indica las características atribuidas culturalmente a uno y otro sexo, define así los valores, normas, exigencias, atributos, papeles y espacios asignados a hombres y mujeres en cada cultura y en cada  época histórica. Por esta razón el concepto de género ubica el análisis en el campo de lo simbólico, este nuevo orden creado a partir de la aparición del lenguaje, y con él, del espacio semántico  en el cual todo lo real se convierte en un universo de significados; a partir de esto es posible una exploración más clara por el significado de los códigos femeninos inscritos en la cultura.
Desde la década de los ochenta, en el siglo XX, se empezó a formular el concepto de género y en Colombia se presento un interés académico con el propósito de redescubrir la historia introduciendo a la mujer en ella, y escribiendo también las historias de las mujeres como sujetos y objetos de conocimiento de los procesos sociales, culturales, económicos y políticos.
Es así como en Colombia apenas se empieza a vislumbrar una apertura académica propicia a la incorporación de la categoría de género como uno de los fundamentos de la investigación, el análisis y la escritura de la historia nacional que se ve reflejada en la producción cultural de la sociedad, por tanto, para darle validez a las apreciaciones sobre las condiciones actuales de la  mujer, es necesario introducir interrogantes y problemas concernientes a lo que ha sido el desarrollo de su historia en varios ámbitos y , de esta forma, es posible elaborar un orden conceptual apropiado para la interpretación de todos los fenómenos que se dan a partir de unas condiciones económicas, sociales, y religiosas específicas, que en el caso de la literatura proporcionan elementos claves para una comprensión mas clara de los significados expuestos en ella.

Las cifras de empleo y modelo de desarrollo

Por Héctor Vásquez F., Analista Escuela Nacional Sindical

Artículos de la ENS editados en Rebanadas:

Rebanadas de Realidad - ENS, Medellín, 24/02/11.- Colombia todavía mantiene niveles de desempleo superiores al promedio global (6.2%) y al promedio de América Latina (7.4 %) (1). La tasa de desempleo para Colombia en el 2010 terminó en 11.1%, una diferencia de apenas 2 décimas respecto al mismo mes del año anterior, dato que se ve oscurecido por el incremento del subempleo subjetivo y objetivo (2), que se incrementaron respectivamente 0.7 y 1.2 puntos. Lo que indica que el poco empleo que se generó no produjo ninguna satisfacción ni mejora en la calidad de vida y de trabajo de los nuevos ocupados.
En diciembre de 2010 la población desocupada fue de 2 millones 439 mil personas, 5 mil más que en el 2009. La situación no fue más grave por el comportamiento que tuvieron algunos indicadores que muestra la encuesta del DANE: la población en edad de trabajar apenas creció 3 décimas, las mismas que creció la tasa global de participación (TGP), que mide la proporción de personas que están activas en el mercado de trabajo, como población ocupada o desempleada; y 4 décimas fue también el incremento de la tasa de ocupación (TO), que representaron apenas 439 mil personas más con alguna ocupación.
xxxxx Diciembre 2010 Diciembre 2009
% población en edad de trabajar 78,6 78,3
Tasa Global de Participación (TGP) 62,9 62,6
Tasa de Ocupación (TO) 55,9 55,5
Tasa de Desempleo (TD) 11,1 11,3
Tasa de subempleo subjetivo 30,5 29,8
Insuficiencia de horas 9,6 9,1
Empleo inadecuado por competencias 15,9 15,8
Empleo inadecuado por ingresos 26,9 26,0
Tasa de subempleo objetivo 11,7 10,5
Población total 44.453 43.939
Población ocupada 19.540 19.101
Población desocupada 2.439 2.434
Estos datos se dieron en el contexto de un crecimiento de la economía del 4.1% (hasta septiembre de 2010), e indican lo poco, o casi nada, que el modelo de desarrollo económico está incidiendo en el crecimiento del empleo; un modelo que si no se cambia de manera radical, va a poner en duda la meta del actual gobierno de generar 2´500.000 nuevos empleos (625 mil por año), formalizar 500 mil, bajar la tasa de desempleo al 8%, y disminuir la de los jóvenes, ubicándola entre el 12% y el 14%.
Así lo ilustra el comportamiento del sector minero, una de las locomotoras en las que el actual gobierno pretende basar su modelo de "prosperidad democrática". En 2010 este sector creció en promedio el 12.7%, pero mantuvo el mismo nivel de empleo de hace un año: 151.000 personas, con una participación marginal en el total de ocupados de 0.8%.
La estructura y calidad del empleo
Para el último trimestre de 2010 la población ocupada estaba distribuida así: 18% en la agricultura, pesca, ganadería, caza y silvicultura; 1% en minas y canteras; 13% en la industria manufacturera; 0.5% en electricidad, gas y agua; 6% en construcción; 27% en comercio, hoteles y restaurantes; 8% en transporte, almacenamiento y comunicaciones; 1% en la intermediación financiera; 6% en actividades inmobiliarias; 19% en servicios, comunales, sociales y personales y 0.4% no informa.
El mayor crecimiento del empleo lo registró el sector de electricidad, gas y agua, con el 14%, un sector que apenas genera 98 mil empleos directos. Le siguió la construcción, con el 12%; luego aparecen los sectores de la industria manufacturera, el comercio hoteles y restaurantes, transporte y la intermediación financiera, con crecimientos del 3% cada uno. El empleo en el sector agropecuario creció sólo 2%, al igual que en los servicios comunales, sociales y personales. Minas y canteras no registró crecimiento del empleo, y en las actividades inmobiliarias el empleo se contrajo en 2%.
Ahora bien, al observar los empleados por posición ocupacional, se encuentran incrementos en el empleado particular (4%); en los trabajadores por cuenta propia (4%); en la categoría patrón o empleador (1%), trabajador sin remuneración en otras empresas (8%), jornalero o peón (5%) y "otro" (35%). En las demás categorías se presentaron disminuciones: empleado del gobierno (-7%), empleada doméstica (-2%) y trabajador familiar sin remuneración (-7%).
Lo que no cambió en absoluto fue la participación que cada una de estas categorías tiene en la estructura ocupacional del país, que según la encuesta del DANE es la siguiente: de cada 100 ocupados, 34 están clasificados como empleado particular (trabajadores asalariados); 4 son empleados del gobierno; 4 son trabajadoras domésticas; 44 son trabajadores por cuenta propia; 5 son patrón o empleador; 5 son trabajadores familiares sin remuneración; 1 es trabajador sin remuneración en otras empresas; 4 pertenecen a la clasificación jornalero o peón, y menos de 1 corresponde a la clasificación "otro".
Que no haya habido cambios en esta estructura significa que el país no presentó ningún avance en la salarización o laboralización de la economía, un aspecto fundamental en la construcción de sociedades más incluyentes, que a través de la relación laboral reconocen derechos económicos y sociales fundamentales para el bienestar de la población, como salarios mínimos, prestaciones sociales (vacaciones pagas, cesantías, prima de servicios, dotación, subsidio de transporte, indemnización en caso de despido improcedente), derechos de libertad sindical (asociación, negociación colectiva y huelga), la afiliación a las cajas de compensación familiar y la protección social en salud, riesgos profesionales y pensiones.
La escasa laboralización que presenta el mercado de trabajo en Colombia, se refleja en los siguientes indicadores: de cada 100 ocupados, sólo 40 están afiliados como cotizantes al sistema de salud; al sistema de riesgos profesionales sólo 35, y al sistema pensional cotizan activamente sólo 31 (3). Por otro lado, el 45.34% tiene una remuneración inferior a un salario mínimo, y el ingreso promedio de toda la economía apenas cubre el 52% de la línea de pobreza por hogar (4).
Que la mayor proporción de los trabajadores, el 44%, sean por cuenta propia, tiene también una incidencia directa sobre la calidad del empleo. Según el DANE (5), de cada 100 trabajadores por cuenta propia, 81 son informales. La informalidad también es muy alta en secciones económicas como la construcción (63%), comercio, hoteles y restaurantes (70%), transporte, almacenamiento y comunicaciones (61%) (6).
La mayoría de las veces el trabajo por cuenta propia no es una elección que reafirme la autonomía personal, sino la única alternativa frente al desempleo y la pobreza, y ante la de verse reducidos a la condición de indigencia. Según la OIT, "no se puede negar que es la pobreza lo que fuerza a la mayoría de las personas a aceptar puestos de trabajo poco atractivos en la economía informal, y que los bajos ingresos que se obtienen de estos empleos crean un círculo vicioso de pobreza". (7)
En Colombia la mayor proporción del empleo está en la economía informal: 51.7% para las 13 áreas metropolitanas y 58% para todo el país, según el DANE. Respecto de esta situación, la OIT ha señalado que en su mayoría los trabajadores del sector informal "se caracterizan por su alto nivel de vulnerabilidad; no están reconocidos por la ley y, por consiguiente, reciben poca o ninguna protección jurídica o social; no pueden establecer contratos ni tienen asegurados sus derechos de propiedad. También es raro que puedan organizar una representación eficaz o hacer oír su voz para que se reconozca y proteja su trabajo. Su acceso a la infraestructura y a las subvenciones públicas es limitado o inexistente. Tienen que confiar en acuerdos institucionales informales, con frecuencia explotadores, para obtener información, acceso a los mercados, créditos, formación o seguridad social. Dependen en gran medida de las actitudes de las autoridades públicas, así como de las estrategias de las grandes empresas formales; su empleo es generalmente muy inestable y sus ingresos muy bajos e irregulares. Están en desventaja competitiva porque no tienen el tipo de influencia qué sí pueden ejercer quienes están en la economía formal, influencia que viola algunas veces una característica esencial de toda economía de mercado: el acceso libre y equitativo a los mercados sobre la base de la eficacia más que de la influencia" (8).
Trabajadores desempleados y Estado Social
La población desempleada fue de 2 millones 439 mil personas, 5 mil más que hace un año, resultado que acentúa la grave situación que tenemos en este terreno, en la que para todas estas personas no existe el Estado Social que consagramos en la Constitución Política de 1991, pues en su condición de desempleados no reciben ninguna protección del Estado, como sería, por ejemplo, un subsidio de desempleo que los proteja de caer en la indigencia. La única ayuda que reciben es la que entregan las cajas de compensación familiar por mandato de la Ley 789 de 2002, pero que según datos de ASOCAJAS (2009), sólo benefició a 95.261 personas, el 3.9% del total de la población desempleada. Cada persona recibe al mes, en promedio, un auxilio equivalente a $63.000, pagados en especie.
Para el trimestre octubre-diciembre de 2010, el 81% de los desempleados (1´977.000 personas) correspondió a la categoría de trabajadores cesantes, es decir, que ya habían tenido un empleo y lo perdieron. La mayor pérdida de puestos de trabajo se presentó en el sector del comercio, hoteles y restaurantes, con el 29%; los servicios sociales, comunales y personales, con el 25%; la industria con el 10.5%; el sector agropecuario con el 9.8%; y la construcción con el 9.6%.
Por su parte, la tasa de desempleo de los jefes de hogar, para el promedio anual de 2010, bajó sólo 3 décimas, situándose en el 5.9%. Sin embargo, dos indicadores sobre la calidad del empleo, como el subempleo subjetivo y objetivo, no sólo se mantienen muy altos, 32.3% y 11.9%, sino que presentaron incrementos de 2.5 y 1.7 respectivamente. Esto quiere decir que la mayoría de los jefes de hogar que consiguieron un trabajo, no quedaron para nada satisfechos con el empleo que encontraron.
Hombres y mujeres jóvenes los de mayor tasa de desempleo
44 de cada 100 desempleados son jóvenes (con edades entre 14 y 26 años), y son también el segmento de la población con la mayor tasa de desempleo. Mientras para el conjunto de la población trabajadora la tasa de desempleo en diciembre de 2010 terminó en el 11.1%. Este indicador para la población trabajadora joven era del 18.9% en el trimestre móvil agosto-octubre: mujeres 26.3%, hombres 13.8%. Pero en los barrios pobres de las grandes ciudades estas tasas pasan del 50%, fenómeno que explica el éxito de las estrategias de reclutamiento de jóvenes por parte de los grupos criminales.
Por su parte, para el mismo periodo de análisis las mujeres trabajadoras tienen una tasa de desempleo del 14.4%, también más alta que la de los hombres, que es del 7.8%. Lo que nos conduce a una situación en la que las mujeres son las peor ubicadas están en el mercado de trabajo, pues de cada 100 personas sin trabajo, 58 son mujeres (9).
Aunque en Colombia la tasa de desempleo disminuyó para la población trabajadora joven y la población trabajadora mujer, 1.8 y 0.5 puntos respectivamente (DANE, trimestre móvil, agosto-octubre), en ambos casos las tasas de desempleo son superiores a las registradas en América Latina, donde, según la CEPAL, se ubicaron en 17.6% la de los jóvenes y 9.4% las mujeres.
Por posición ocupacional, el 44% de los jóvenes están clasificados como empleados particulares, el 32.9% como trabajadores por cuenta propia, y el 10.2% como trabajadores familiares sin remuneración. Y en cuanto a ramas de actividad, la mayor ocupación de los jóvenes está en el sector del comercio, hoteles y restaurantes, con el 27%, seguido por la agricultura, pesca, caza y silvicultura, con el 21.7%; el sector de los servicios comunales, sociales y personales, con el 16.8%; la industria con el 12.1%; el transporte, almacenamiento y comunicaciones, con el 8.7%; la construcción con el 5.9%; las actividades inmobiliarias con el 5.2%; la intermediación financiera, con el 1.4%; minas sólo el 1%; y el suministro de electricidad, gas y agua, con el 0.2%.
Las mujeres tienen una participación en el empleo por cuenta propia del 43%, muy similar a la de los hombres. Donde sí existe diferencia es en la categoría "trabajador familiar sin remuneración", en la que las mujeres tienen una participación del 8% frente al 4% de los hombres. Respecto de la posición de asalariados, la participación es prácticamente la misma: 35% hombres, 32% mujeres.
Según las secciones económicas o ramas, la mayor proporción de ocupación de las mujeres se da en el sector del comercio, hoteles y restaurantes, con el 33%, seguido de los servicios comunales, sociales y personales, con el 32%, y la industria manufacturera con el 14%. Los hombres en cambio presentan mayor participación en la agricultura, con el 26%; el comercio, hoteles y restaurantes, con el 22%; transporte, almacenamiento y comunicaciones, servicios, con el 12%, y construcción con el 9%.
Modelo de desarrollo y empleo
El crecimiento de la economía colombiana en el 2010 fue bastante mediocre (4.1%, frente al 6.0% que la CEPAL estimaba para toda la región). Al final del año mostró una tendencia hacia la baja: 4% el primer trimestre, 4.4% el segundo y 3.6% el tercero; tendencia que seguramente se va a acentuar en el 2011, como lo prevé la propia CEPAL para toda la región, al indicar un crecimiento promedio de 4.2%. Es un resultado que para Colombia va a estar influenciado por los efectos que sobre la economía tenga el invierno, un escenario en el que va a ser muy difícil que se mantenga la tendencia a la recuperación del empleo que se observó, aunque muy débil, en el año anterior. Y menos que se puedan cumplir con las metas que el gobierno tiene en este terreno.
Los altos índices que Colombia mantiene en desempleo y empleo informal, los determina el modelo de desarrollo económico que han impuesto las elites dominantes. El objetivo general de este modelo es mejorar la productividad de las empresas para que éstas sean competitivas en la economía global. A este modelo han sido funcionales las reformas laborales que desde 1990 se han impuesto para reducir costos laborales y flexibilizar la contratación y despido de trabajadores. La política tributaria también se ha utilizado con este objetivo, a través de la reducción del impuesto de renta, de los innumerables descuentos tributarios y de zonas económicas especiales. Y la política exterior se ha basado en el interés de acceder a los principales mercados internacionales a través de la firma de los TLC, principalmente con Estados Unidos y Europa.
Este modelo excluye, por tanto, una estrategia de fortalecimiento del mercado interno, que tiene en el consumo de los hogares su principal componente. Esto es lo que explica, por ejemplo, que la política salarial haya sido la de contención y reducción, como se observa respecto del incremento del salario mínimo, de las reformas laborales y de las políticas de restricción de los derechos de libertad sindical. Las élites quieren que el país sea competitivo sobre la base de bajos costos laborales.
La estrategia ha producido resultados contradictorios: por un lado los costos laborales se han reducido en todos los sectores, los salarios han perdido participación en el PIB, la distribución del ingreso se ha deteriorado (hoy tenemos un GINI de 0.59) y la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza. Como hemos visto, se trata de un modelo que no genera empleo, y menos en condiciones de Trabajo Decente.
Pero no por esto hemos ganado en competitividad, como lo revela el índice que construye el Foro Económico Mundial, en el que ocupamos el puesto 68 entre 133 economías. Éste es un índice que mide la habilidad de los países en la utilización de sus recursos disponibles para promover mejoras en los niveles de prosperidad económica para su población.
Y en materia de exportaciones tampoco hemos avanzado nada. Lo muestra el DANE en sus informes trimestrales sobre la evolución del PIB y de sus distintos componentes: en el tercer trimestre de 2010 el consumo final creció 4.2% (4.3% el consumo de los hogares y 3.3% el consumo del gobierno); la formación bruta de capital creció 6.8%; las importaciones totales crecieron 20.3%. Pero las exportaciones apenas lo hicieron en 5.4%. Y estas últimas no pasan del 16% del PIB, frente a una participación del consumo de los hogares del 66%. Y ello, pese a que desde 1990 tenemos acceso privilegiado a Estados Unidos, al mercado más grande del planeta, que a través del APTDEA y otros mecanismos nos ha permitido exportar más de 6.000 productos con cero arancel, de los cuales sólo aprovechamos unos 200, principalmente bienes primarios y algunas manufacturas que cada vez pierden terreno frente a competidores que tienen otra noción de competitividad muy distinta a aquella que se basa sólo en costos laborales bajos.
Pero eso sí, el modelo genera en el otro lado enormes beneficios para un sector muy reducido de la población colombiana, justamente los que tienen una gran capacidad para incidir en el diseño de la política económica: "Unas 1.400 personas naturales y jurídicas cuentan con una riqueza entre $3.000 y $5.000 millones, y apenas 500 tienen más de $5.000 millones", indicaba semana.com (15-enero-2011) a propósito de quiénes debían pagar el impuesto al patrimonio.
Este reducido grupo, dueño de los principales conglomerados económicos y de las grandes empresas, muy ligado a las compañías transnacionales, es el que concentra la mayor parte de las exportaciones, las ventas y las utilidades. Por ejemplo, en 2009 menos de 20.000 empresas presentaron ingresos operacionales por valor de 394 billones (10), una suma que equivale al 78% del PIB y representa 97.5% del consumo total y 1.2 veces el consumo de los hogares. Y tuvieron utilidades netas por 78 billones, una suma que equivale al 50% de los ingresos anuales de 19 millones de trabajadores.
Por tanto resulta imprescindible que en el país se abra una fuerte deliberación sobre este modelo, pues hasta ahora su definición ha estado concentrada en unos sectores muy reducidos de la población. Para ello es necesario que se activen de verdad los mecanismos de diálogo social que permitan que todos los sectores sociales, y no sólo las elites empresariales y políticas, construyan consensos para superar estos problemas.
Notas:
(1) CEPAL/OIT, Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe. Diciembre de 2010, boletín No.4.
(2) El subempleo subjetivo se refiere al simple deseo del trabajador de mejorar sus ingresos, el número de horas trabajadas o tener una labor más propia de sus personales competencias. El subempleo objetivo comprende a quienes tienen el deseo, pero han hecho una gestión y están en disposición de efectuar el cambio. DANE, ficha metodológica, Gran Encuesta de Hogares, junio de 2006.
(3) Datos tomados de la Superintendencia Financiera, noviembre de 2010.
(4) DANE. MESEP, Misión para el empalme de las series de empleo, pobreza y desigualdad.
(5) DANE, Gran Encuesta Continua de Hogares, 13 áreas, trimestre móvil septiembre/noviembre de 2010.
(6) DANE 2008. Gran Encuesta Integrada de Hogares. Módulo Informalidad Total Nacional.
(7) OIT. El trabajo Decente y la economía informal. Conferencia Internacional del Trabajo. 90ª reunión, Informe IV, 2002.
(8) OIT, o.c.
(9) Datos para el promedio de los tres primeros trimestres de 2010.
(10) Superintendencia de Sociedades, estados financieros, www. No incluye sector financiero ni empresas de servicios públicos domiciliarios.
El presente material se edita en Rebanadas por gentileza de Héctor Vásquez F, Coordinador Fortalecimiento Sindical.

DESMOVILIZADOS POSITIVADOS

Al parecer la desmovilización de los grupos armados ocurridas con fundamento en los programas inventados por la anterior Presidencia, deja al país mal parado ante la comunidad, tanto interna como internacional, pues han resultado ser Desmovilizados Positivados, esto por cuanto, todo lo que esta por fuera de la Ley es positivo.

 

Parece ser que los Servidores Públicos que intervinieron en esas actuaciones, de manera premeditada (teatral) ayudaron a sus amigos y patrocinadores a esconder sus culpas y obtener las prebendas que otorgó el Estado; disfrazaron todo de manera calculada para mostrar un escenario propicio, en donde cada actor hizo su parodia y el resultado ya los hemos visto y vivido.


Están siendo investigados los funcionarios encargados de aplicar esos programas, para determinar si hubo alianzas entre estos funcionarios del Gobierno y los interesados en esconder el exterminio colombiano, reintegrando a la sociedad civil a quienes esquilmaron a las comunidades desprotegidas y abandonadas por el mismo Estado.


ORLANDO BOHÓRQUEZ PABÓN
Abogado Especialista
Derecho Penal y Criminología
Sistema Penal Acusatorio
E-mail: obohorquez45@hotmail.com
Avenida 6ª N°.12-81. Ap 704. Centro
Cel: 315-381 4770 – 310-699 7270 - Te: 5714951